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Escultura de Catalina de Bustamante en Texcoco. Agustín Ostos
Catalina de Bustamante, la primera maestra de América

Catalina de Bustamante, la primera maestra de América

Natural de Llerena, fundó en el año 1531 la primera escuela para niñas indígenas del Nuevo Mundo

Luis Garraín Villa

Jueves, 5 de septiembre 2024, 17:10

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Ahora, cuando la magna labor de España en el Nuevo Mundo vuelve a estar en entredicho, ya sabemos que el fundamento de la 'leyenda negra' nació por voluntad política de nuestros enemigos de siempre, de aquellos que no soportaron que en nuestro país nunca se pusiera el sol. La propaganda contra España en la actualidad, ejercitada por algunas naciones hispanoamericanas alineadas en el neocomunismo, crea brechas innecesarias en las relaciones de nuestra nación con aquellos países hermanos.

Como contrapartida a esa resurrección de tamañas falsedades, y al referirnos al comportamiento de aquellos antepasados que viajaron al Nuevo Mundo, es necesario y oportuno recordar a una mujer del siglo XVI, la llerenense Catalina de Bustamante, quien en las últimas décadas ha tenido una mayor notoriedad al celebrar la participación de la mujer en la evangelización y colonización del continente americano. En las primeras expediciones hacia América no fueron muchas las mujeres que viajaron, pero aquellas de las que nos quedan sus nombres, es honesto destacar que su tarea dejó un rastro honroso, tanto para nosotros como para los habitantes del nuevo continente.

En un registro del libro de embarque de los pasajeros que emigraron a las Indias desde Sanlúcar de Barrameda, el día 5 de mayo de 1514, consta la siguiente anotación: «Pedro Tinoco e su mujer Catalina de Bustamante, e sus hijas María y Francisca e sus sobrinas María e Juana. Este día se registraron Pedro Tinoco, hijo del comendador Diego Tinoco e de Francisca Mexía, su mujer, vecinos de Llerena, e Catalina de Bustamante, su mujer, e María e Francisca, sus hijas, los cuales pasaron en la nao de que es maestre Diego Rodríguez Pepino, e María e Juana, sus sobrinas del dicho Pedro Tinoco».

Una mujer joven, casada y con un optimismo imparable y una formación nada habitual en los comienzos del siglo XVI en Extremadura, acompañada de su familia, inició un viaje lleno de incógnitas y misterios, como era habitual en aquellas travesías.

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