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Hermana Pilar

Nos ha dejado la Hermana Pilar

In Memoriam

FrancISCO MATEOS

Miércoles, 13 de mayo 2020, 08:21

Mª del Pilar Martínez Moro, nació en Paredes de Nava, provincia de Palencia, el 16 de octubre de 1940. Ella se consideraba hija adoptiva de Llerena, puesto que aquí pasó una gran parte de su vida hasta que la muerte le alcanzó tan desafortunadamente con esta pandemia. Desde temprano se dedicó a su vocación religiosa, ingresando en la congregación de las Hermanas del Santo Ángel de la Guarda; profesando en la orden el 24 de abril de 1962 en Carabanchel. Posteriormente hizo su juniorado en Pamplona y la profesión perpetua el 24 de septiembre de 1967 en la capilla de Carabanchel. Su formación académica la llevó a estudiar en Roma, donde obtuvo la titulación en Teología. Terminados sus estudios pasó a desarrollar su labor docente por muy diversas comunidades educativas: Badajoz, Madrid y Puerto Real, hasta llegar a Llerena en el año 1973, con el cargo de Madre superiora de la comunidad y directora del colegio e internado del Santo Ángel.

Numerosas han sido las generaciones de niñas, en sus comienzos, y de niñas y niños pocos años después, que gozaron de su entregada labor docente. Precisamente con ella el colegio inició la andadura de la coeducación de chicas y chicos. A comienzos de la década de los noventa volvió a su pueblo natal para cuidar de su madre y su tía, mientras seguía dando clases en el colegio de Palencia; hasta que en 1996 volvió a Extremadura; esta vez en el colegio de Montánchez, donde ejerció como docente y pastoralista y fue allí donde se jubiló en el año 2005. Desde 2005 hasta nuestros días vivió en Llerena, arropada con el cariño y la consideración de muchos vecinos. Se integró en la Coral Llerenense desde su regreso y participó en numerosas actividades culturales (era miembro del Club de lectura de la biblioteca municipal, del Club de Jubilados, del CineClub); así como en acciones de pastoral cristiana, desde su parroquia y como socia de Cáritas interparroquial. Su actividad religiosa fue desinteresada y permanente; estando muy relacionada con los aspectos sociales de atención a aquellos que pasaban necesidades, siempre de una manera discreta, pero continuada en el tiempo, aportando recursos, conocimientos, trabajos y su entrega personal.

Su desafortunada pérdida ha causado dolor no solamente en su entorno familiar sino también en muchos de sus alumnas y alumnos, que por numerosos redes de comunicación han manifestado su simpatía por tan buena profesional, que marcó, desde el puesto de responsabilidad que ocupó, un gran espacio de la historia reciente de la educación en nuestra localidad.

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