Borrar
Miembros de la Asociación, esperando para transportar el material donado Primavera Solidaria

Aún hay fe en la humanidad

Un grupo de amigos se une con la intención de prestar ayuda humanitaria a los más necesitados ·

Primavera Solidaria viaja desde hace años, durante el mes de diciembre, a la valla de Ceuta con Marruecos para ofrecer ropa a los más necesitados

Lunes, 30 de diciembre 2019, 13:04

Hace menos de un mes, el Gobierno de España daba a conocer una noticia de especial interés para los inmigrantes. A través de ella anunciaba que, en breve, comenzarían a retirar las concertinas de las vallas de Ceuta y Melilla. Las concertinas representan de forma material ideas que, a día de hoy, duelen, desangran y, de alguna manera, «asesinan» a seres humanos. En lo que concierne a España, afecta a aquellas personas que proceden de países que se encuentran a menos de una hora en barco y que buscan una salida de la pobreza y decadencia que sufren por el simple hecho de haber nacido en países subdesarrollados.

Ante situaciones tan desagradables, aun existen políticos y colectivos oligárquicos que, en defensa de sus intereses, se posicionan en contra o, directamente muestran su indiferencia. Sin embargo, gracias a ellos nacen colectivos, como Primavera Solidaria; un ejemplo claro de que aún hay fe en la humanidad.

La entidad, llerenense y nacida en 2016, se define como un «grupo de amigos que se une con la intención de prestar ayuda humanitaria a los más necesitados» que tuvo su origen tras un proyecto de colaboración con la Asociación de Apoyo al Pueblo Sirio de Madrid. Con el paso de los años han ido ampliando su foco de ayuda, trabajando con Proactive Open Arms o Manos Solidarias de Tetuán, entre otras. Esta última intenta ayudar a los migrantes atrapados en la valla de Ceuta con Marruecos, situación que ya conocen a la perfección en la asociación extremeña.

Los testimonios que nos cuentan al respecto son desgarradores: «Todo trata de concienciar y denunciar la situación tan inhumana que se vive al otro lado de la frontera. Hay gente que lo único que busca es una vida digna. La gran mayoría huye de la guerra, la miseria, la hambruna y enfermedades, y a nadie le gustaría estar en esa situación. Sacar el lado más empático es fundamental para comprender este tipo de circunstancias».

Así transmitía Yudo Salma la desagradable situación actual. Yudo es uno de sus integrantes, el cual recalcaba que «no somos conscientes de la vida que tenemos y la situación en la que estamos». «Lo que nosotros hacemos es muy poco para lo que hace falta. Esa gente necesita a alguien que luche por sus derechos, que hable por ellos y que no se vean olvidados como ahora mismo».

Asociación de mujeres víctimas de violencia de género

El cargamento se reparte

La caravana de solidaridad no pudo llegar a la valla para entregar directamente todo lo recogido en Llerena. Pedro, uno de los integrantes de esta agrupación recuerda que, durante el primer viaje, hace cuatro años, sí fueron capaces de repartir en los campamentos cerca de la valla. Esta fue imposible debido a la presión ejercida por los diferentes gobiernos de la zona y la presión policial, que con el paso de los años va en aumento. No obstante, a pesar de ello, pudieron delegar todo el cargamento, volviendo a casa «llenos de satisfacción». Se lo entregaron a una asociación de mujeres víctimas de violencia de género.

De hecho, este ha sido el cuarto año consecutivo que viajaban a la zona para estar lo más cerca posible de esa valla llena de sufrimiento.

«Esto es una cosa que engancha. A pesar de la dureza y el cansancio, de los sentimientos encontrados y del impacto mental y visual, la gente nueva suele repetir», nos cuenta Pedro Martín. Él ya ha viajado hasta este lugar en dos ocasiones, viviendo varias experiencias: «Cuando acudes la primera vez no sabes a lo que vas, impacta más. Cuando lo ves de tú a tú, la cosa cambia muchísimo. Es duro».

No ha sido igual para Tachi, que pudo acompañar a Primavera Solidaria por primera vez. El sabor que trae también es agridulce: «La gente te para por la calle y te dice que te sentirás fenomenal después de haber hecho el viaje. Yo les respondo que no». La llerenense nos dice que viene con la sensación de que el ser humano hace menos de lo que puede. Que hace falta mucha más colaboración y «achucharse las entrañas» para empatizar con la gente.

EL VIAJE

La propia Tachi es quien nos relata el viaje en primera persona:

«Salimos el viernes de noche y llegamos de madrugada a Algeciras. Allí cogimos un barco a Marruecos, donde tuvimos una entrada complicada, ya que nos recibieron con un interrogatorio policial un 'poco intenso'. Tuvimos que decir que íbamos de turismo para salir airosos hasta llegar a Tánger, donde nos encontramos con Irene, un chico camerunés qué llegó sin papeles a Marruecos. Ahora ya los tiene y se dedica a trabajar en una asociación ayudando a gente que vino de la misma forma que él. Luego fuimos al piso de su asociación. Como Irene trabaja a su vez con una asociación de mujeres víctimas de violencia de género, nos pudo poner en contacto con ellas, con las que compartimos momentos bastante gratos. Fue a ellas a quienes les dejamos lo que teníamos».

Lo que hicieron fue dejarlo en pisos tutelados de asociaciones. Cargaban seis sacos de la altura de cada integrante de la asociación. A parte, grandes mantas, sábanas y demás. La furgoneta, como nos describen, iba hundida de un lado debido a la cantidad equipamiento que transportaban.

En esta ocasión, la caravana de solidaridad no pudo llegar a la valla para entregar directamente todo lo recogido en Llerena. Pedro recuerda que, durante el primer viaje, hace cuatro años, sí fueron capaces de repartir en los campamentos cerca de la valla. Esta vez ha sido imposible debido a la presión ejercida por los diferentes gobiernos de la zona y la presión policial, que con el paso de los años va en aumento. No obstante, a pesar de ello, pudieron delegar todo el cargamento, volviendo a casa «llenos de satisfacción».

Y, ¿cuál es la sensación que transmiten los receptores de esta obra de generosidad?

«Lo más importante que notas es la sensación de que hay alguien que, por lo menos, se acuerdan de ellos. Al principio no miran lo que les traen, les da igual que sea ropa, comida o zapatos. Lo más importante para ellos es el hecho de pensar que hay gente que viene de España y que piensa en su estado. Esto es un acto que yo creo que debería ser más común, debería solidarizarse», dice Pedro, reiterando el problema latente que debería ser interiorizado por todos: «Hay que intentar hacer todo lo que sea posible», recalca.

Tampoco se olvidan de Llerena, ciudad a la que pidieron ayuda, como suelen hacer todos los años. No solo con sus viajes, si no también con otro tipo de actos y recaudaciones, como el Festival de Música Primavera Solidaria: «Hicimos un llamamiento a Llerena, y la verdad es que la gente se ha volcado. Hasta el último momento estuvieron sonando teléfonos para ir a la sede, para llevar cosas y para echar una mano».

La solidaridad del pueblo, extrapolada y materializada en los integrantes de esta asociación llerenense, representa los ideales y la conciencia que se debería tener en toda España. Sobre todo, en muchos sectores marcados y especialmente en la clase política, que debería poner punto y final, con el paso de los años, a estas indignantes situaciones que se viven en la valla.

Mientras tanto, siempre quedará gente como Primavera Solidaria.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

hoy Aún hay fe en la humanidad

Aún hay fe en la humanidad