

J. A./P. D.
Jueves, 22 de septiembre 2022, 13:10
Todos conocemos a los feriantes. Son aquellas personas que se dedican a llevar la diversión a todos los pueblos de la geografía española con sus atracciones, espectáculos y negocios, pero no todos sabemos que detrás de esa sonrisa, se esconde un duro trabajo que, en ocasiones, pesa en la espalda como un gran carro del que tirar.
No solo es una forma de ganarse el pan, es un modo de vida para las familias que se dedican a ello y va pasando de generación en generación hasta el punto de que, muchos de ellos, no conocen otra forma de vivir. Un ejemplo es la familia Gallardo, que, fiel a la tradición, vuelve a Llerena cada año con motivo de las Ferias y Fiestas de San Miguel con su bocatería Hermanos Gallardo.
Uno de los hermanos que forman el negocio, Carlos Gallardo, explica que ellos «no son unos feriantes al uso», ya que intentan cada noche volver a su casa en Castuera, sin importarle los kilómetros que tengan que hacer para ello. Es importante remarcar que ellos no solamente traen su bocatería a la Campiña Sur, sino que también lo hacen hasta incluso Portugal y el norte de Huelva. Comienzan la temporada en Carnavales, hacen después un parón retoman la actividad en la Romería de Retín el Lunes de Pascua, terminándola en las Fiestas del Pilar de Villafranca de los Barros.
Luego se marchan a Vitoria, ya que tienen un almacén de turrones y dulces navideños. Son distribuidores de Turrones Rey en Burgos y el País Vasco. Tras hacer la temporada navideña, vuelven a Castuera, ya que tienen olivares. Allí recolectan las aceitunas y se preparan para empezar una nueva temporada.
- ¿Desde cuándo lleváis en el mundo de las ferias?
- Nosotros llevamos toda la vida. Primero mis padres, que vendían turrón en la feria. Hace unos 30 años empezamos mi hermano y yo con la venta de bocatas, montados de lomo y perritos calientes.
- Nos imaginamos que habrán cambiado los gustos y hábitos de los clientes…
- Pues efectivamente, van cambiando los gustos de la misma forma que van cambiando los tiempos, aunque más o menos la esencia sigue siendo la misma. Cuando llega la hora de la verdad, la gente lo que quiere es comer rápido y nosotros lo que intentamos dar es ese servicio de inmediatez. Tenemos bocatas de lomo, de pollo, perritos calientes, hamburguesas, patatas fritas… ¡Vamos un poco a lo seguro! No nos complicamos porque la gente lo que quiere es un servicio rápido y con lo que tenemos, no damos abasto muchas veces, por lo que abrir más el abanico sería complicado para nuestro modelo de negocio. Me refiero a dar esa inmediatez que nos demandan los clientes. Además, nuestros bocatas son al gusto, y los clientes pueden completarlo con otros ingredientes y salsas.
-¿Cómo es la vida del feriante?
-Nuestra vida es un poco diferente a la de otros compañeros, porque nosotros no vivimos en la feria. Llegamos por las tardes a trabajar y nos vamos luego a casa a dormir al día siguiente, aunque sí tengo que decirte que es muy dura, son muchísimas horas.
- ¿A qué ferias y fiestas soléis acudir?
-Solemos hacer todas las de la Campiña Sur, Comarca de Barros, la Sierra Norte de Huelva y también solemos hacer Barrancos en Portugal.
- ¿Qué tiene de especial la Feria de Llerena?
-Tiene de especial que hay que tener mucho cuidado con el tiempo. Al ser prácticamente a últimos de septiembre, el tiempo es cambiante, pero luego es una feria muy peculiar, una feria de día, en la cual las tradiciones no se han perdido, porque las personas siguen saliendo el jueves a comer con los compañeros de empresa, con la familia y con los amigos. Eso es quizás lo que la haga diferente.
- ¿Tenéis amigos aquí gracias a los muchos años que lleváis viniendo?
-Pues sí, tengo que decir que muchos, muchos. Igual que en todos los pueblos porque de ir cada año se crea ese vínculo de amistad que perdura en el tiempo. Primero son clientes y luego esos clientes se convierten en amigos que te esperan cada año. Tengo que decirte que, al empezar muy jóvenes, te relacionas mucho más con la gente joven, esos jóvenes van creciendo y ese contacto deriva en una amistad que se acrecienta con el paso de los años.
-El año pasado ya estuvisteis en una feria reducida por el coronavirus ¿Cómo os ha influido el covid?
- El coronavirus nos hizo polvo a todos, aunque en el 2020 tuvimos la suerte de que el Ayuntamiento de Castuera nos ofreció a los feriantes del pueblo instalarnos durante todo el verano en el ferial y abríamos de jueves a domingo. La gente respondió porque solían ir y, sinceramente, algo hicimos. El pasado 2021 estuvimos en algunas ferias, aunque con horario restringido. Fue un verano diferente, como todos pueden imaginar. Este 2022, en cambio, está siendo un gran año para nosotros. Se ha vuelto a la normalidad con el formato habitual de las ferias y la gente tiene muchas ganas de fiesta y diversión. En cualquier pueblo, si tienen cuatro días de fiestas, la gente sale todos los ellos. Anteriormente, quizás no salían todos los días, con lo cual afortunadamente tenemos estamos teniendo ferias de auténtica locura.
- ¿Habéis venido a Llerena como turistas?
-Concretamente Llerena sí la conozco bastante y suelo venir de vez en cuando. Hay pueblos que no los conocemos, vamos a la feria y de la bocatería a casa, pero concretamente Llerena lo conozco bastante. Tengo que decir con la boca llena que sin duda lo mejor de Llerena son sus gentes. Ese carácter tan acogedor no lo encuentras en todos los sitios.
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