Ocurrió el milagro en el Fernando Robina

Cuando las predicciones vaticinaban nieve en Llerena este pasado domingo, pocos podían pensar en los más de veinte centímetros de nieve que cubrirían algunos lugares de la ciudad, y menos en su llegada al estadio Fernando Robina. El club presidido por Rafael Candalija vio como su campo amanecía con una alfombra blanca que habría que quitar antes de las cuatro y media de la tarde si querían jugar la jornada de liga contra el Jerez.

Lo fácil habría sido rendirse y haber aplazado el partido, pero el hambre de fútbol y de partido no se disipa con tanta facilidad en Llerena. Otros, como el Fuente de Cantos no pudieron contrarrestar los efectos de 'Filomena', pero los anfitriones decidieron convertirse en negacionistas de las consecuencias del temporal.

A primera hora de la mañana, directivos, cuerpo técnico y jugadores tomaron una decisión sin marcha atrás: ponerse manos a la obra; trabajar a destajo, pala y carrillo para poder apartar la espesa nieve del césped. Ellos fueron los primeros, pero no los últimos, a los que les siguió un movimiento altruísta, al que se sumaron los jugadores de los equipos inferiores como del juvenil, del conjunto absoluto (de hecho, se bromeó con Mario Tomé: «lo vais a tener cansado para el partido», le escribieron en Twitter los locales a los verdinegros») y hasta algún que otro aficionado que quería apoyar.

«Fue una labor conjunta de mucha gente implicada. De hecho, estaba muy bonito el campo por la tarde. La nieve no estropeó nada y luego veía las montañitas acumuladas alrededor del verde», comentaba Enrique Freire, entrenador del club.

Por redes sociales iban relatando la hazaña, con menciones especiales para los vecinos que aportaron su maquinaria como Antonio Chacón o David Rafael o la empresa Kubota. Comenzaron a echar con máquinas de semillas sal por todo el campo y los resultados iban apareciendo. El campo parecía incluso que lucía mejor que un día de fútbol primaveral.

Y es que, mirando al aspecto puramente deportivo del afán de no querer aplazar la disputa, el club buscaba no entrar en la primera dinámica de la primera vuelta. Si no se hubiese quitado la nieve, no se hubiera podido entrenar en los días posteriores, pero como sentenciaba Freire, lo importante es que «se pidió ayuda y nos convino a todos», con un «un esfuerzo que ha merecido mucho la pena. Es más sencillo, sobre todo cuando hay ilusión por hacerlo»

A fin de cuentas, se buscó desde el primer momento un milagro, que finalmente llegó, pero no debido al azar, si no a la unión, como siempre en los momentos más delicados, de toda la familia de la Agrupación Deportiva Llerenense.