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Sobre la economía verde y minas

Javier Nieto habla sobre la actualidad con un escrito en HOY

Javier Nieto

Miércoles, 20 de enero 2021

Nos han convencidos de que el desarrollo del llamado Primer Mundo y de los Países Emergentes han producido el Cambio Climático y como consecuencia el Cambio Global, y esto es totalmente cierto. Son los datos y los científicos los que apoyan esta verdad. Los problemas surgen cuando se pretende poner freno a esta situación que afecta al conjunto del planeta. Al parecer, lo más evidente es que tenemos un planeta finito y en consecuencia el desarrollo no puede ser infinito. Pero esta verdad incontestable no la entiende el sistema económico de que nos hemos dotado, el capitalismo. El capitalismo es como montar en bicicleta, si te paras te caes.

Ante esta situación los gobiernos de los diferentes países mantienen una postura hipócrita, diciendo unas cosas y haciendo otras bien distintas. Voy a poner dos ejemplos: Los países nórdicos, en especial Noruega, que aboga por el uso de las energías renovables y una locomoción con emisiones nulas de CO2 promocionando el coche eléctrico. Pero no tiene ningún problema en explotar y exportar los productos de los yacimientos de petróleo del mar de Barents a otros países; como si en estos países los combustibles fósiles no produjeran gases de efectos invernaderos. Ellos pueden tener una atmósfera y un medioambiente impoluto; la contaminación, como siempre va a parar al resto del planeta, a la casa de todos.

Europa, en su conjunto, en los últimos cincuenta años ha actuado del mismo modo. Ha exportado las minas y las industrias contaminantes a los países subdesarrollados; esto nos ha permitido a los europeos proteger y gozar de un buen medioambiente. La contaminación producida por estas industrias en la obtención de materias primas, necesarias para producir los bienes de consumo de la sociedad occidental, ha quedado en esos países. Pero, no nos engañemos, han quedado en nuestro planeta, en la casa común.

El otro ejemplo, es Extremadura, al igual que otras regiones, que hoy constituyen la España vaciada, han hecho de abastecedoras de materias primas para las regiones más desarrolladas de nuestro país.

La primera materia que ha exportado Extremadura han sido sus gentes, los extremeños y extremeñas, que se vieron obligados a emigrar, porque a los poderes económicos y políticos les era más ventajoso este sistema de desarrollo. Que el tomar medidas que vinculasen a las personas a su territorio, produciendo un desarrollo sostenible.

Extremadura ha exportado la mayor parte de la energía eléctrica producida en sus diferentes centrales hidroeléctricas y nuclear, a pesar de la pérdida de energía al transportarla a los centro de consumo. Igualmente ha sucedido con los productos agropecuarios de bajo valor añadido, que se han exportado para su elaboración y consumo a otros sitios.

Esta política de marginación ha propiciado el mantenimiento de un medioambiente sin grandes cambios y con amplias zonas protegidas con diferentes figuras como Zepa, Red natura 2000…, que constituyen nuestra mejor riqueza para un futuro que se desarrolle armónicamente, pueden constituir un reclamo para la innovación agropecuaria y para un turismo de calidad.

Es más, aparentemente, la Junta de Extremadura quiere desplegar una política de economía verde y circular, que respetaría nuestro desarrollo y forma de vida. Decimos aparentemente, porque este es un discurso teórico, pero los hechos contradicen estas promesas. La Junta realmente está propiciando que se esquilme nuestro subsuelo permitiendo la explotación de megaminas, arruinando los recursos hídricos, y contaminado nuestras aguas, nuestro suelo y nuestro aire.

Realmente, una vez más. Extremadura pone los mimbres para el desarrollo de otras zonas: ellos, los del norte europeo y las regiones más pobladas y desarrolladas de la península, se moverán en vehículos eléctricos y Extremadura, posiblemente también. Pero a nosotros nos quedaron la contaminación. Como siempre, somos el tercer mundo, el subdesarrollo dentro la península. Si nuestra respuesta no es la indignación y la rebelión, ante la agresión a nuestro medioambiente, todos seremos responsables de la destrucción de Extremadura.

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